Botones de pánico son puro adorno.
Botones de pánico son puro adorno.

Aunque fueron instalados con el propósito de auxiliar, de forma inmediata, a una persona que es víctima de un delito o tiene una emergencia en el Cercado de Lima, hoy pasan desapercibidos y, en algunos casos, no cumplen con su función.

Los botones de pánico, intercomunicadores colocados por ladesde el año 2016 en más de 100 postes de su jurisdicción, se encuentran en el olvido, como lo comprobó OJO a través de un recorrido.

La primera parada fue la intersección de los jirones Ayacucho y Huallaga, donde no se podía identificar a simple vista la ubicación del botón, ni había alrededor algún aviso informativo, por lo que los transeúntes consultados comentaron que desconocían su existencia.

En el cruce de la avenida Abancay con el jirón Santa Rosa, la historia era la misma al querer encontrarlo y se sumó a ello la falta de respuesta ante el llamado que realizamos. Tras presionarlo, transcurrieron dos minutos sin respuesta alguna.

Algunos botones de pánico no atienden llamados.
Algunos botones de pánico no atienden llamados.

En otro punto, exactamente entre los jirones Andahuaylas y Puno, localizamos otro botón de pánico y, a diferencia de los anteriores, un comerciante aseguró que estaba operativo y conocía su función, pues ya lo habían usado para reportar la pérdida de menores en Mesa Redonda.

“No ayudan a reducir la victimización”

El experto en seguridad ciudadana, Frank Casas Sulca, dijo que instrumentos como los botones de pánico requieren ser implementados en base a mapas de delitos, de riesgo y a las condiciones tecnológicas del entorno; sin embargo, “se han instalado de manera estática y fija, aún cuando estos mapas cambian porque el delito va mutando”.

“Queda ahí como si ese lugar eternamente va a ser un espacio de riesgo de algún hecho delictivo. Con eso ya se pierde su naturaleza estratégica de ser más adaptable a la lógica del delito patrimonial “, señaló a este diario.

Casas Sulca, exdirector de Gestión del Conocimiento para la Seguridad en el Ministerio del Interior, refirió que en la práctica los botones no ayudan a reducir la victimización, porque usualmente alguien los usa cuando ya sucedió el delito.

Además, dijo que la respuesta debería ser en segundos, pero eso está limitado a las condiciones logísticas que se tengan. “Unos simplemente ya no operan, otros no están conectados a alguna cámara o no hay disposición del desplazamiento del serenazgo, y eso genera ya un mal servicio”, anotó.

MÁS DENUNCIAS. Pese a la existencia de estos botones, la incidencia delictiva en el Cercado de Lima no se ha reducido y, según la este distrito es el segundo donde se cometen más robos y hurtos (ver infografía). Entre enero y marzo de este año hubo 3257 denuncias por el delito contra el patrimonio, lo que significó un aumento en comparación al 2022.

OJO AL DATO. Por la noche, la dificultad para ubicar estos botones de pánico es mayor, debido a que algunos, como en el cruce del Jirón de la Unión y la avenida Bolivia, no cuentan con iluminación.

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