El feriado de 1 de noviembre cogió a miles de personas en un estado de mañanera euforia y embriaguez luego de que continuaran la fiesta de o , en una de las playas de la capital.

En la playa Venecia, en Chorrillos, hombres y mujeres bailaban, cantaban, e incluso hasta discutían al borde del mar, con una botella o vaso de licor en la mano, al ritmo de la música que se oía de varios carros o incluso mototaxis estacionados en el malecón.

Este diario comprobó que estos fiesteros, que en algunos casos incluso vestían terno y corbata, seguían haciendo de las suyas a pocos metros de familias que acudieron al balneario para realizar deporte desde las primeras horas del día.

Asimismo, otras playas de la ciudad, ubicadas en las zonas de locales nocturnos, recibieron a docenas de fiesteros que también continuaron las celebraciones entre la arena y el mar, pero con originales disfraces por el día de las brujas. Por supuesto, estas personas fueron las primeras en ser dispersadas por la policía y agentes del serenazgo. Algunos de estos ciudadanos denunciaron que los efectivos les solicitaron “un apoyo” para no llevarlos a la comisaría.

El panorama visto en las playas de Lima fue, por supuesto, el mismo que se registró en años anteriores.