Los saben reconocer la preocupación de los adultos, por ello lo aconsejable es ser sinceros con ellos y no ocultarles nada, esto incluye las enfermedades graves. Pero, ¿cómo abordar este tema?, la psicóloga Lorena Pastor, del centro Thijs & Pastor psicoterapeutas asociadas, nos guía en este proceso.

¿Quién debe comunicarlo?

Lo indicados son los padres, pero si uno de ellos es el que está enfermo y conectado a aparatos extraños para el menor, lo mejor es que esté ausente.

¿Cómo decírselo?

La especialista señala que en menores de 7 años, se debe introducir el tema a través de un cuento. Mientras que en mayores de 8 años, lo ideal es conversar con ellos directamente. En ambos casos permitir que los niños hagan preguntas y contestarlas sin miedo.

¿Cuándo decírselo?

Lo mejor es comunicárselo cuando la persona se ausente de la vida rutinaria del menor. No comunicar si solo hay sospechas más no un diagnóstico. 

¿Qué hay que contarle?

Si tienen menos de 7 años, no comunicarle a detalle ni que sepa el nombre de la enfermedad, solo los efectos visibles (caída del cabello, por ejemplo en case se trate de cáncer). Por otro lado, a niños de 10 a más, lo adecuado es contarle todo sobre el mal (tratamiento, cura, etc).

Consecuencias del silencio:

  • El menor puede desarrollar ansiedad.
  • Incremento de la desconfianza del niño hacia los padres.
  • Se genera depresión al sentirse solo.

Recomendación: 

La forma de comunicación depende mucho de la edad y la madurez del menor. “En los niños de 10 a 12 años, hay que evitar que ellos indaguen más sobre la enfermedad por Internet, porque pueden alarmarse” detalló Pastor.

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