Aurora Caruajulca
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Ofreció un millón de dólares a agentes paraguayos para evitar su captura. Erick Moreno Hernández, “Monstruo”, uno de los criminales más buscados del Perú y cabecilla de “Los Injertos del Cono Norte”, tenía planeado cómo seguir burlando a las autoridades peruanas.
Tras su detención, ocurrida la noche del miércoles, él mismo ha revelado varios detalles de su accionar delictivo; entre ellos, el desesperado intento de sobornar a los policías paraguayos para no ser arrestado.
Según confirmó Hugo Grance, jefe del Departamento de Investigación de la Policía Nacional de Paraguay, Moreno Hernández ofreció un millón de dólares en efectivo a los agentes que ingresaron a su escondite.
Sin embargo, el intento fue en vano: el operativo estaba blindado y la orden era detenerlo.
ACUSA. Cuando los agentes le colocaron las esposas, Moreno se identificó de inmediato, reveló su nacionalidad y hasta se refirió a la Policía peruana como “corrupta”, acusándola de haberlo protegido en el pasado.
Con el correr de las horas, surgieron versiones inquietantes: agentes peruanos habrían filtrado información de los operativos contra el delincuente, lo que le permitió escapar en varias ocasiones.
El periodista Iván Leguizamón, del diario ABC Color, aseguró que “alguien de la Policía del Perú estaba en su nómina”, lo que explicaría por qué el delincuente parecía siempre estar un paso adelante.
El caso no solo pone bajo la lupa a la organización criminal de Moreno, sino también a la propia Policía Nacional del Perú, institución a la que el cabecilla ha acusado reiteradamente de recibir pagos para alertarlo de operativos.
Durante sus declaraciones públicas también defendió a su madre y a su pareja, ambas detenidas en diferentes operativos, asegurando que las pruebas en su contra fueron “sembradas” por la Policía.
En Perú, es señalado como responsable de secuestros de alto impacto, entre ellos el de la empresaria Jackeline Salazar.
Su organización, “Los Injertos del Cono Norte”, controla extorsiones, sicariatos y secuestros en distintas zonas de Lima. El Ministerio del Interior ofrecía una recompensa de un millón de soles por información que llevara a su captura.
CELULARES. La Policía paraguaya informó que se le incautaron cuatro celulares y un pasaporte con otro nombre. Los dispositivos serán clave para identificar a quienes lo ayudaron a mantenerse oculto.
El hallazgo refuerza la hipótesis de que Moreno no actuaba solo, sino que contaba con una red de apoyo en Perú y en el extranjero.
En medio de las diligencias, el cabecilla no dejó de insistir en sus acusaciones. A los agentes paraguayos les repitió que “la Policía peruana está arreglada” y que se le culpa de todo.
El operativo que permitió atraparlo fue trabajado en total reserva por la Policía Nacional de Paraguay. Según el periodista Iván Leguizamón, esta vez no hubo filtraciones y la información se obtuvo en una zona fronteriza con Brasil.
Una vez asegurado, el delincuente fue trasladado bajo fuerte resguardo al penal Martín Mendoza de Emboscada. Allí, un juez paraguayo le dictó prisión preventiva en el módulo 8 de máxima seguridad. Se teme una posible fuga o represalias de los miembros de su red criminal.
El traslado no estuvo exento de tensión. Según testigos, Moreno intentó mostrarse desafiante, pero terminó reconociendo que ya no tenía capacidad económica ni operativa. Sus recursos se habían agotado.
“se acabó tu tiempo”
El coronel PNP Franco Moreno Panta, jefe de la División de Secuestros y Extorsiones de la Dirincri, viajó a Paraguay y se dirigió directamente al cabecilla: “Se te acabó tu tiempo”, le dijo frente a las cámaras.
El oficial peruano le recordó que toda su red financiera había sido cortada y que su “vida cómoda” había llegado a su fin. Moreno guardó silencio.
El intento de soborno por un millón de dólares confirma, sin embargo, que el delincuente aún disponía de cuantiosos recursos. Las investigaciones buscan rastrear ese dinero.
En Lima, el Instituto Nacional Penitenciario del Perú (INPE) informó que, una vez llegue a Perú, se evaluará recluirlo en la Base Naval del Callao, un penal reservado para criminales de máxima peligrosidad.
La medida buscaría impedir que, incluso desde prisión, siga delinquiendo o coordinando operaciones criminales.
La Fiscalía peruana deberá formalizar los pedidos judiciales para que Moreno sea entregado a la justicia nacional, donde tiene pendiente una condena de 32 años de cárcel.
La detención de Erick Moreno desató un conflicto entre las policías de Paraguay y Perú por el crédito del operativo.