El Rímac arrasa la Carretera Central
El Rímac arrasa la Carretera Central

“Ningún ministro ha venido, ¡qué se van a ensuciar! Esta es una vía importante que lleva los productos a Lima para que puedan comer los de la capital. Señores, por favor, si no hay acceso por esta vía vamos a morir de hambre. Ustedes, los de Lima, también van a morirse de hambre”, reclama con lágrimas en los ojos Rosa Quispe, una de las pobladoras de la zona de Cupiche, en el distrito de Ricardo Palma, provincia de Huarochirí, afectadas por el desborde del río Rímac, ayer por la madrugada, en el kilómetro 44 de la Carretera Central.

“Hace 25 años vivo acá, nunca había pasado algo similar. Mi casa, la de mi papá y la de mi hermano se han caído. Qué voy hacer, solo escapar, todo está enterrado adentro. Acá no viene ni agua, ni alimento, ni el alcalde, ni el gobierno central, ni regional. ¿Dónde está Kuczynski? En vez de agua, nos ha mandado huaico. Tengo una hija de tres años, estamos abandonados en la intemperie”, agrega Rosa, mientras señala lo poco que queda de su vivienda.

Metros más allá, una entristecida mujer de nombre Nancy Rojas mira cómo su casa desaparece bajo las aguas del río. “Salí a tiempo con mis cuatro hijos, si no todos estaríamos muertos. Pedimos carpas, frazadas y alimentos para superar esta situación”, dice Rojas.

“Deviandes (la concesionaria de la Carretera Central) solo tapa con tierra el contorno de la pista. Esos ingenieros inexpertos no saben cómo es la naturaleza”, se queja otra habitante.

GRIFO. Además de los predios derruidos, la fuerza del agua arrasó con centros campestres y un grifo situados en la margen izquierda.

“Los tanques de gasolina están cerrados, no hay peligro de que explosionen o contaminen el río”, asegura el viceministro de Minas, Ricardo Labó.

El desborde también se llevó tierras de cultivo de la margen derecha. Las personas del lugar hacen grandes esfuerzos por evitar que el río continúe expandiendo su cauce y arrase con más viviendas

La fuerza del río continúa erosionando ambas riberas y amenaza a más casas que se ubican en ese peligroso lugar, así como en los kilómetros 45 y 46.

CAOS. Las furiosas aguas, además, inundaron 300 metros de la Carretera Central, en el kilómetro 44, interrumpiendo el tránsito de buses y camiones.

Maquinaria pesada y volquetes con enormes rocas trataban de controlar el desborde a fin de evitar que las aguas socaven más la transitada vía.

Cientos de buses, camiones y autos particulares hacían largas colas esperando continuar su recorrido hacia la ciudad de Lima, así como a la sierra y selva central.

A un lado de los airados pobladores, el ministro de Energía y Minas, Gonzalo Tamayo, supervisó la zona del desastre y anunció la aplicación de “un plan alterno” que normalice la circulación de vehículos: retirar la línea del ferrocarril, afirmarlo con tierra para que los carros avancen un kilómetro y empalmen con la Carretera Central.

“El tráfico va a ser restringido en un carril. Estamos recuperando el tránsito en tres horas”, sostiene Tamayo.

Metros más abajo, el comandante de bomberos, Johnny Vásquez, señala que “recuperar esta vía va a ser imposible” y pide a conductores y pasajeros paciencia y tolerancia.

Metros más abajo, el comandante de bomberos, Johnny Vásquez, señala que “recuperar esta vía va a ser imposible” y pide a conductores y pasajeros paciencia y tolerancia.