El uso desmesurado del gas lacrimógeno se dio luego de que un grupo de manifestantes se enfrentó a la Policía Montada. Según la Defensoría del Pueblo, se arrojaron más de 10 bombas lacrimógenas a la manifestación que marchaba de manera pacífica. (Foto: GEC)
El uso desmesurado del gas lacrimógeno se dio luego de que un grupo de manifestantes se enfrentó a la Policía Montada. Según la Defensoría del Pueblo, se arrojaron más de 10 bombas lacrimógenas a la manifestación que marchaba de manera pacífica. (Foto: GEC)

En lugar de reprimir a la población que, en ejercicio de sus derechos, sale a protestar a calles y plazas, la debería dirigir sus esfuerzos a velar por la seguridad ciudadana y luchar contra la delincuencia. Los maleantes hoy imponen “su ley” y tienen en vilo a la población. Desde sicarios y extorsionadores, hasta arrebatadores de objetos a transeúntes, pasando por “raqueteros” en autos, motos y mototaxis, generan honda preocupación en pobladores y emprendedores. Es hora de que, en lugar de dedicarse a seguir a políticos opositores o reprimir a quienes piden la salida del presidente Pedro Castillo, el Ejecutivo -en especial el Ministerio del Interior- impulse la lucha contra la delincuencia. A esa tarea deben sumarse el Poder Judicial y la Fiscalía para no liberar casi de inmediato a los detenidos. La Policía existe para defender al ciudadano y enfrentar al delito, no para reprimir al pueblo.