Tras la fachada de una casona alumbrada por un farol, hay un rincón donde la música criolla sigue latiendo y resistiendo al paso del tiempo. Es el Centro Social Cultural Musical Breña, que reúne cada fin de semana voces, guitarras, “el golpe de un buen cajón”, todo lo que hace falta, según el compositor Mario Cavagnaro (1926-1998), para armar un “jaranón”.
Valses, tonderos, marineras y otros ritmos criollos resuenan en un ambiente cálido y familiar, adornado por fotografías en blanco y negro de quienes con sus talentos aportaron para construir la historia de este género, difundirlo y preservarlo, como Felipe Pinglo Alva, Manuel Acosta Ojeda, Chabuca Granda, Óscar Avilés, entre otros.
El público vibra y armoniza con palmas las canciones que tocan e interpretan no solo reconocidos músicos de antaño, sino también jóvenes artistas, quienes, guiados por la sabiduría de la vieja guardia, están forjando sus propios caminos y poniendo en vitrina a la música criolla.
VÍNCULO. Nataly Shantelle, de 20 años, es una de las nuevas voces que acaricia los oídos de los asiduos visitantes a las peñas, quienes se emocionan al escucharla cantar al desamor a través de valses o salen a la pista de baile cuando entona con picardía una marinera limeña.
Su vínculo formal con la música criolla inició a los 9 años, cuando ingresó a la escuela “Contigo Perú”, del cantautor Augusto Polo Campos. De él, así como de su maestra Maritza Rodríguez, aprendió un repertorio peruano diferente al comercial, que la cautivó.
“La primera peña que pisé fue ‘El Breña’. Canté ‘Vieja Limeña’, linda canción del maestro Polo Campos”, recuerda sobre su primera experiencia frente a un público distinto al de su generación.
Para ella, la música criolla es un género que todavía está resistiendo y que no dejará de difundir. “Los maestros están muy felices de ver a jóvenes y lo demuestran con aplausos, que es el mayor alimento de un artista”, refiere.

JUVENTUD. Sergio Andrade, quien cumplirá 25 años en noviembre, también es un joven intérprete que empezó su camino en el criollismo en la escuela “Contigo Perú”, a donde, a sus siete años, lo llevó su abuela, una amante de este género.
“La música criolla es parte de mí, es mi pasión, en ella encuentro familia, letras muy bonitas, muy fuertes”, comenta tras contar que siguió los consejos de sus maestros e hizo presentaciones con ellos, que le permitieron conocer la calidez de refugios del criollismo.
Desde su experiencia, Sergio sostiene que falta difusión de este género que incentiva el nacionalismo, y apoyo para los jóvenes que han decidido resguardarlo y divulgarlo.

Para el guitarrista Alberto Urquizo, quien junto a su colega Víctor Reyes protagonizaron “El Primer Recital de la Canción Criolla en 1968”, “nuestra música criolla sigue vigente porque hay una nueva generación de buenos y grandes artistas” que la aman.
“Siempre hay que tener presente que nuestra música es parte de nuestra identidad, y si queremos al Perú, hay que querer su música”, anota.
OJO AL DATO. “La peñita criolla”, creación del presidente de “El Breña”, Luis Llanos, reúne a niños que interpretan música criolla.
CIFRAS
14 VALSES se interpretaron en el Primer Recital de la Canción. Las cantó Rafael Matallana.
51 AÑOS cumplió el pasado 15 de julio “El Breña” difundiendo y preservando la música criolla.
81 AÑOS pasaron desde que se declaró el 31 de octubre como el Día de la Canción Criolla.




