El comercio informal tiene el control de los espacios públicos que rodean el mercado Caquetá, en el Rímac. Cientos de ambulantes venden sus alimentos y artículos en las veredas y pistas al lado de montículos de basura que convierten a la zona en un foco infeccioso capaz de causar daños a la salud y al medio ambiente.

Un equipo de diario OJO pudo comprobar esta preocupante situación que se repite en la zona correspondiente a San Martín de Porres. Los ambulantes instalados en las veredas y las pistas venden frutas, tubérculos, verduras, especias, ropa, calzado, productos de ferretería, mochilas, aparatos tecnológicos, entre otros.

Los triciclos y carretas de los ambulantes dificultan el tránsito de vehículos y peatones que, además, tienen que evitar pisar los alimentos malogrados que desprenden un olor nauseabundo.

RUIDO

La contaminación sonora es evidente en los alrededores del mercado. Debido a que la mitad de las pistas están ocupadas por los comerciantes, los conductores de vehículos tocan sus bocinas para agilizar el tránsito. Estos sonidos molestos se mezclan con los gritos de los comerciantes que se incrementan por el uso de megáfonos. Todos estos ruidos generan problemas de salud como dolor de cabeza, pérdida de audición, entre otros males.

OJO AL DATO

Diario OJO se percató que en los alrededores del mercado no hay presencia de serenos ni de policías.