Polícía se sacrifica por salvar a niña
Polícía se sacrifica por salvar a niña

Mientras se trabaja contra el reloj en la búsqueda de desaparecidos y el reconocimiento de los cadáveres encontrados, que ayer llegaron a 254, la tragedia del alud en la localidad colombiana de Mocoa, en la zona del Putumayo, permitió conocer historias de valor como la de un policía que, sin pensarlo dos veces, se lanzó a salvar a una niña que era arrastrada por el lodo para morir ambos ahogados.

Desiderio Ospina Otavo es el oficial de la Policía que hoy lloran sus familiares y amigos de Rincón Santo, en el municipio de Guamo (Tolima, centro-oeste del país).

“Siempre me decía que llovía mucho, que había invierno”, afirmó su padre Enrique Ospina cuando conoció la noticia de la muerte de su hijo de 23 años. “Me cuentan que iba en un carro de la Policía y se bajó para rescatar a una niña de 12 años a punto de ahogarse, pero una fuerte corriente los arrastró a los dos”, refiere.

La última vez que hablaron fue el viernes, a las 10 de la mañana, cuando el policía lo llamó por teléfono. “Me dijo: ‘hola papá, cómo estás’, y tras una breve charla me señaló que estaba trabajando, que colgaba porque había mucho trabajo”, recordó junto a su esposa Blanca Otavo.

Indicó que Desiderio Ospina siempre tuvo inclinación por servir a la Patria y “hace cinco años, de un momento a otro, me dijo que quería ser policía”, a lo que sus padres respondieron: “Hijo, nosotros lo apoyamos, si le gusta, tiene todo mi respaldo”.

Aseguró que su amor no tenía límites y “murió en Mocoa tratando de salvar a una niña”. “Nunca se negaba a hacerle un favor a los demás, cuando la tarea era servir, él siempre estaba presto a colaborar”, anotó.

FALLECIDOS. El presidente Juan Manuel Santos confirmó ayer que a 254 asciende la cifra oficial de personas muertas tras la avalancha en Mocoa, entre ellas 43 niños, y que 170 ya fueron identificadas para entregarlas a sus familias. La cifra de heridos se mantiene en 203.

“No hay oficialmente desaparecidos ni ningún niño desamparado”, tuiteó Santos desde la zona de desastre, pero la Cruz Roja Colombiana (CRC) reportó 158 personas desaparecidas.

Luego de dos horas de un consejo de seguridad en esa capital, Santos entregó un balance de la reunión con los Ministerios del Interior, Ambiente, Vivienda, Transporte y Salud, además del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, Ejército, Policía, Fuerza Aérea y todos los organismos de socorro.

También despejó los temores de la población acerca de una posible segunda avalancha por supuesto represamiento de ríos y quebradas. “La Fuerza Aérea Colombiana realizó sobrevuelos con aviones especializados y equipos muy sofisticados y no encontró ningún indicio de represamiento en ningún río ni en ninguna quebrada. Hay mucha gente asustada, eso es normal, pero no hay represamiento”, aseguró.

Horas antes, en efecto, corrió el rumor de que venía una nueva avalancha.

“Se estima un descenso de las precipitaciones para el lunes y martes”, indicó por su parte el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (Ideam) al descartar un nuevo alud.

EPIDEMIAS. El defensor del Pueblo de Putumayo, Fabián Vargas, detalló que equipos de rescate “barren los lugares por donde pasó la avalancha”, en búsqueda de nuevas víctimas.

El gobierno también busca evitar brotes de epidemias en la calurosa y húmeda ciudad amazónica de Mocoa y se prevé el traslado de expertos para desarrollar un plan de prevención de infecciones, informaron autoridades sanitarias.

Eso sucede mientras los supervivientes buscan a sus familiares cuyas viviendas fueron arrasadas por el alud.

“En mi corazón no siento que estén muertas, pero el momento que viví (cuando se registró la avalancha la madrugada del sábado) sentí morir y no creo poderlas encontrar con vida. Si se da eso, es una bendición y no pierdo las esperanzas, pero siendo realistas, (viendo) las consecuencias de ese desastre que pasó, es imposible”, comentó Víctor Montenegro, quien busca a su esposa y su hermana que, todo indica, murieron.

“En mi corazón no siento que estén muertas, pero el momento que viví (cuando se registró la avalancha la madrugada del sábado) sentí morir y no creo poderlas encontrar con vida. Si se da eso, es una bendición y no pierdo las esperanzas, pero siendo realistas, (viendo) las consecuencias de ese desastre que pasó, es imposible”, comentó Víctor Montenegro, quien busca a su esposa y su hermana que, todo indica, murieron.