Sicarios matan a folclorista
Sicarios matan a folclorista

El festivo y alegre sonido de su bandurria no volverá a escucharse. La unión entre las cuerdas y su dedos ha sido rota por la muerte personalizada en el sicariato.
El folclorista Ernesto Lázaro Machaca (45) fue asesinado de un balazo en el rostro por dos delincuentes encapuchados, en su vivienda ubicada en la Mz. K-1, lote 16, de la avenida Ampliación, en San Juan de Lurigancho.
La bala se introdujo cerca de su nariz y, en cuestión de minutos, se llevó la vida del músico que hizo bailar y gozar a limeños y cusqueños con el ritmo de su cálido instrumento musical.
Los asesinos no le robaron sus pertenencias. Ni siquiera se fijaron en el dinero que llevaba de sus ganancias del día en Gamarra, donde tenía un puesto de venta de zapatillas.
Por ello, la Policía no descarta que se trate de un nuevo ajuste de cuentas en el distrito más populoso del Perú.

A matar. La noche del pasado sábado, Laly Huamaní se encontraba cortando el cabello de un joven en el espacio que alquilaba en la casa de Ernesto.
Cerca de las ocho y media, minutos después de que el fallecido la saludara, escuchó varios estruendos. En ese instante, vio cómo dos sujetos salían corriendo en dirección a un vehículo de color oscuro, con lunas polarizadas, que esperaba al otro lado de la pista.
“Yo no sabía cómo ayudarlo. Solo pude lanzarles piedras, pero era inútil”, comentó Huamaní.
En la sala de la casa, la mujer encontró al folclorista sobre un charco de sangre. De inmediato, dio aviso a la ambulancia y a su familia.
Lo trasladaron al hospital de Canto Grande; sin embargo, su agonía terminó antes de llegar al centro de salud.

Sospechas. Los hermanos del fallecido aseguraron que Ernesto nunca les comentó sobre amenazas o alguna extorsión en los dos negocios en los que alternaba.
“No tenía problemas con nadie. En ninguna oportunidad nos comentó sobre posibles pedidos de cupos”, comentó Pedro Lázaro, hermano del cantante.
Toda la familia asegura que eran muy unidos y que jamás la víctima les comentó de algún problema que atentaba contra su vida.
Sin embargo, su hermana Alicia manifestó que el crimen habría sido producto de la envidia en el mundo musical donde el folclorista se desarrollaba.
“Puede haber sido por la envidia de los otros músicos, porque a mi hermano le iba bien. Esa es una de nuestras sospechas”, declaró la mujer en medio de un llanto amargo.

Salvó de morir. Uno de los precedentes importantes para entender el asesinato de Ernesto Lázaro sucedió hace dos años en Cusco.
Luego de una reunión social, el artista se alojó en un hotel de Sicuani, donde iba a pasar toda la noche luego de beber algunas copas con sus amigos.
Durante la madrugada, según contaron sus parientes, un grupo de delincuentes ingresó a su habitación e intentó robarle sus pertenencias. Para sus hermanos el caso nunca se esclareció y tampoco se descartó que lo hayan querido matar en ese entonces.
Con el fin de evitar a sus agresores, el músico se arrojó desde el cuarto piso del edificio y sobrevivió de milagro. La caída le dejó secuelas en su andar, que lo acompañaron hasta el último día de su vida, cuando dos sujetos lo balearon en su hogar, el escenario donde alegraba los días de sus seres queridos con su inseparable bandurria.