SUCAMEC PRESENTA LOS PELIGROS DE LOS PIROTECTICOS
SUCAMEC PRESENTA LOS PELIGROS DE LOS PIROTECTICOS

Faltaban solo 30 minutos para que el reloj marcara la medianoche y se diera inicio a la Navidad del año 2001, cuando la detonación de 19 petardos cambió la vida de Esteban Juárez Yangua (32), en ese entonces un adolescente de 14 años quien vivía junto a su madre en un barrio de San Martín de Porres.

“Todo sucedió en un segundo. Sentí que había volado y alrededor todo era humo. Cuando veo mi mano, esta había explotado”, recuerda el ahora paradeportista de la Federación Peruana de Bádminton, 18 años después de esa trágica Nochebuena.

La amputación de su brazo derecho, en donde ese día colocó los artefactos pirotécnicos en un momento que veía como diversión, fue inevitable. También lo fue, el dolor y la desesperación que sintieron sus familiares y amigos del barrio, en aquella noche que debía ser de celebración.

“Arruiné la Navidad de mi familia y del vecindario porque todos empezaron a preocuparse sobre qué es lo que había pasado conmigo. ¿Esteban dónde está?, ¿Qué pasa con él?, preguntaban”, cuenta aún con arrepentimiento.

Esteban Juárez

CONSECUENCIAS QUE ATERRAN

¿Qué pasó con Esteban tras la detonación? Siendo un adolescente, se había convertido en una víctima más de los pirotécnicos. Fue hospitalizado de emergencia en la Unidad de Quemados del Hospital Daniel Alcides Carrión en el Callao, lugar que esa noche lucía abarrotado por los sobrevivientes del incendio ocurrido, horas antes, en Mesa Redonda.

Debido a la magnitud de sus heridas, permaneció internado durante los dos primeros meses de verano y tuvo que ser intervenido quirúrgicamente hasta en tres oportunidades. “Yo en ese entonces sabía de la detonación que hacían los artefactos pirotécnicos, pero aún así los compré en un tienda ilegal cerca a Acho”, comenta Esteban.

La curiosidad y su entorno amical lo llevaron a manipular estos productos, pese incluso a la advertencia de su madre. No obstante, las consecuencias las sufrió en solo un segundo, tras haber encendido los 19 petardos en su mano derecha.

“Nadie sabe lo que puede pasar en un segundo, por un descuido te puedes hasta arruinar las vida”, dice el también trabajador de la Municipalidad de La Victoria, a quien le costó aprender hacer todas sus actividades con su mano izquierda.

Esteban Juárez cuenta su testimonio a través de la Sucamec.
Esteban Juárez cuenta su testimonio a través de la Sucamec.

UNA LUCHA A TRAVÉS DEL DEPORTE

La vida de Esteban cambió por completo tras el accidente. Al principio le costó aceptar esa nueva realidad y, conforme trataba de salir adelante, debía enfrentar barreras como el bullying en el colegio y la falta de accesibilidad en la ciudad.

Sin embargo, poco a poco, salió adelante y encontró en el deporte el mejor camino para vencer la depresión. Vio entonces una convocatoria de la Federación Peruana de Bádminton a la que fue convencido de poder aprender y practicar el deporte.

“He participado de torneos nacionales e internacionales, y he ganado medallas para el Perú. Hoy busco sponsor para ir a otros campeonatos”, refiere entusiasmado.

Encontró en el deporte el mejor aliado para enfrentar su discapacidad.
Encontró en el deporte el mejor aliado para enfrentar su discapacidad.

A la vez, Esteban se ha convertido en el símbolo de la campaña Pirotecnia Segura 2019 de la y espera compartir su testimonio en más lugares para que accidentes como el que sufrió no se repitan.

“Yo les diría a los padres que cuiden bastante a sus hijos, que les hagan saber que manipular pirotécnicos puede ser fatal. Si van a celebrar la Navidad y el Año Nuevo que sea con responsabilidad para que no tengan que lamentarse después”, finaliza.


TAGS RELACIONADOS