Magaly Moro

Sheyla (30 años, Callao). Le escribo porque estoy muy confundida. Conocí a Marcos en la universidad hace diez años e iniciamos una relación. Todo era perfecto entre nosotros e incluso hablamos de matrimonio. Después de cinco años de romance, él cambió su comportamiento y se volvió frío y renegón. Le pregunté si me había dejado de querer y me dijo que necesitaba tiempo para pensar. Nos separamos y al poco tiempo eliminó todas sus redes sociales. Además, dejó de ir a la universidad, a pesar de que ya era el último año de estudios.

Para la navidad del 2015 fui a su casa porque quería saber de él, pero su hermana Pamela me dijo que se había ido de viaje y que no sabía cuándo volvería. Han pasado cinco años y a inicios de este 2020 me crucé con su hermana en un mall. Ella se acercó y me dijo que Marcos había fallecido el 2016, en Arequipa, por el cáncer de estómago que le detectaron el 2015. Marcos nunca quiso contar su enfermedad a nadie y por eso se fue. Al escucharla, sentí el deseo de llorar. Ella me abrazó y me dijo que estaba enterrado en el cementerio La Apacheta, por si quería ir.

Yo le conté esto a Miguel, mi nueva pareja, y al verme muy triste me dijo que si deseaba ir, él me acompañaría, pero vino la pandemia y no pude. Ahora que se están reanudando los viajes he pensado en ir, aunque Miguel parece haber cambiado de opinión porque ahora me pone pretextos. Me dice que me haría daño ver la tumba de Marcos. ¿Qué me aconseja, doctora? ¿Voy a visitar el sepulcro de mi examor o trato de olvidar todo?

Ojo al consejo

Querida Sheyla, si sientes que necesitas ir a ver la tumba de Marcos para poder cerrar ese capítulo de tu pasado, hazlo, porque sino lo tendrás como un pendiente en tu vida que no te dejará avanzar. Asimismo, habla con Miguel, él sabrá entender tus deseos. Por otro lado, te recomiendo que sigas todas las medidas de bioseguridad en tu viaje. Mucha suerte.