Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.
El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.
Hoy te cuento la historia de Fabiola, de 29 años, que nos escribe desde Magdalena.
Doctora Magaly, le escribo con la esperanza de que me ayude a aclarar mis dudas y así salvar mi relación. Mi pareja se llama Andrés, tiene 34 años y es ingeniero de sistemas, mientras que yo soy nutricionista. Llevamos tres años juntos y hemos vivido muchas experiencias que, hasta hace poco, pensaba que habían hecho nuestra relación más sólida. Además, casi vivimos juntos, porque muchas veces él pasa varios días en mi casa y yo en la suya. Mis padres lo aceptan y yo también he logrado ganarme la confianza de su familia.
Diría que nuestra relación es bastante estable, o al menos eso pensaba hasta hace un mes, cuando Andrés expresó un deseo que me hizo reflexionar sobre mi futuro personal y el que podríamos tener juntos. Durante una conversación, me confesó que le gustaría que el próximo año nos casemos y tengamos hijos. Quedé sin palabras, pues nunca habíamos hablado de ese tema. Después de escucharlo, reuní valor para decirle que no quiero tener hijos, que no está en mis planes.
Él me respondió que ya tiene 34 años, un empleo estable y siempre ha soñado con formar una familia con alguien a quien ame. Sentí que estaba desilusionándolo y ahora no sé qué hacer. Amo a Andrés, pero él desea un hogar con hijos y yo no me veo cuidando niños. ¿Qué me recomienda, doctora Moro? No quiero perderlo.
Consejo
Querida Fabiola, es muy importante que seas sincera contigo misma y con Andrés. Tener diferencias en temas como tener hijos puede ser algo serio y afectar la relación. No tengas miedo de decir lo que realmente sientes; el respeto entre ustedes es lo más importante. Hablen juntos para buscar una solución que los haga felices, pero siempre pensando primero en cómo te sientes tú.