Magaly Moro

Magaly Moro

Camilo (40 años, San Miguel). Doctora Moro, me siento un miserable. Sí, sé que es una palabra fuerte, pero realmente no sé qué otro calificativo usar para mí.

Desde hace seis meses siento que estoy enamorado de Lucero, una mujer encantadora de ojos marrones y cabello castaño, alta, muy bella ante mis ojos. Ella me cautivó no solo con su apariencia física, sino también con su carisma y su inteligencia.

Las pocas veces que he conversado con ella, me he sentido muy feliz por compartir las horas a su lado. Siento que existe una gran química entre nosotros, su forma de mirarme me lo dice. Confirmé todo esto la semana pasada, cuando estuvimos en una reunión benéfica en la que coincidimos de casualidad. Después de haber bebido una botella de vino, me atreví a aproximarme a ella de una forma distinta, quería que supiera lo mucho que me gusta. Entonces, casi sin pensarlo, me acerqué y la besé. Por un segundo pensé que ella me empujaría y me lanzaría una cachetada, pero, por el contrario, Lucero aceptó mis besos como si los hubiera deseado toda la vida. Entonces, me pregunté si acaso ella sentiría lo mismo, pero a los minutos se apartó y me dijo: "esto fue un error". Al intentar acercarme, Lucero solo atinó a alejarse y a llorar. Lo peor de todo es que luego me enteré que está comprometida. Sí, se va a casar, por eso le digo que me siento un maldito. La amo, pero no sé si estoy actuando correctamente. ¿Estoy arruinando su felicidad?, ¿qué hago con todo este sentimiento? Ayúdeme, señora Moro, por favor.

Ojo al consejo

Camilo, aléjate de Lucero y deja que ordene sus pensamientos. Permite que ella decida si continúa con su relación. Por otro lado, es probable que solo sientas un gusto pasajero. El amor es un sentimiento más profundo y serio. Analiza lo que verdaderamente sientes por ella. Es muy poco el tiempo que tienes de conocerla. Mucha suerte.