Magaly Moro

Magaly Moro

Miguel (35 años, San Miguel). Doctora, me siento muy feliz, tanto que temo que este sentimiento sea solo una ilusión. El lunes, después del discurso del presidente Martín Vizcarra, me sentí conmovido y emocionado a tal punto que fui por primera vez a una manifestación. Ya era hora de que alguien tuviera los pantalones de hacer algo así. Pero eso no fue lo mejor. Mientras gritaba unas improvisadas arengas, la Policía comenzó a lanzarnos bombas lacrimógenas. Para mi mala suerte, no tenía ningún paño que me cubriera el rostro, así que solo atiné a correr. Sin embargo, el gas me alcanzó y comencé a asfixiarme: sentía cómo se me cerraba la garganta y que los ojos me ardían. Entonces apareció Andrea, una chica alta de cabellos castaños, que mientras corría me ofreció un paño empapado de vinagre. En ese momento, todos los malestares se fueron, le extendí el brazo y corrimos juntos.

Luego de ese primer encuentro, le comenté que había ido solo y que me gustaría quedarme con su grupo de amigos. Ante mi petición, ella aceptó sin dudar. Mientras gritábamos: “¡Fuera, Meche!”, íbamos hablando de la vida. Poco a poco, nos dimos cuenta de que éramos muy parecidos. Antes de despedirnos, no dudé en pedirle su número. Ahora conversamos casi todos los días. No quiero adelantarme a decir que la quiero, pero me pregunto si la forma en que la conocí es la adecuada para enamorarse. Es decir, todo podría ser una tonta ilusión mía. Además, sé que acaba de terminar una relación. ¿Cree que debo iniciar mi cortejo, doctora?

Ojo al consejo

Estimado, Miguel, sé paciente. Conoce a Andrea poco a poco y dándole el tiempo necesario para recuperarse de su ruptura amorosa. No será fácil, pero si tu cariño es sincero, sabrás comprenderla. Invítala a salir, creen un fuerte lazo de amistad. El amor verdadero está destinado a ser sin tener que forzarlo. Recuerda que el amor propio es base para formar cualquier relación. Suerte.