Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.

El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.

Hoy te cuento la historia de Ana, de 27 años, de La Victoria:

Doctora Magaly, me encuentro en una encrucijada emocional. Mi vida amorosa es prácticamente inexistente, y todo se reduce a un profundo miedo que arrastro desde mi infancia. Mis padres eran extremadamente estrictos y, desde pequeña, se aseguraron de que cualquier chico que pudiera interesarme estuviera siempre lejos.

A pesar de su vigilancia, logré tener algunas citas furtivas, pero todos se alejaban al darse cuenta de las complicaciones que conllevaba salir conmigo. Con el tiempo, me convencí de que el amor no era para mí. Pensé que nunca encontraría a alguien dispuesto a enfrentar a mis padres y a los obstáculos que presentaba mi vida.

Fue solo en la universidad, tras la muerte de mis padres, que finalmente sentí un respiro de libertad. Pero el daño ya estaba hecho. Me cuesta entablar conversaciones con hombres, porque temo que me gusten y, nuevamente, tener que lidiar con el temor a las relaciones.

Durante mi carrera, me mantuve distante de ellos, limitando mis interacciones a lo estrictamente profesional y luego bloqueándolos de mis redes sociales. Ahora, me siento sola y anhelo abrirme a nuevas experiencias, pero ese miedo regresa y me paraliza. Doctora, necesito un consejo. ¿Cómo puedo superar este temor y abrirme al amor?

CONSEJO

Querida Ana, es comprensible que sientas miedo después de lo que has vivido. Primero, trabaja en tu autoconfianza y acepta que el amor puede ser diferente a lo que conociste. Comienza con pequeñas interacciones sociales, sin presión. Recuerda que está bien avanzar a tu ritmo. La clave es abrirte poco a poco y permitirte la posibilidad de ser feliz.