Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.
El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.
Hoy te cuento la historia de Lorenzo, de 30 años, quien vive en el distrito de La Victoria:
Doctora Magaly, no entiendo qué buscan las mujeres en un hombre para ser felices. Cuando uno es caballero, respetuoso y trabajador, ellas prefieren un patán y mujeriego.
Soy realista, doctora. Sé que no soy muy atractivo, pero en compensación a mi poco sexapil soy divertido y atento con las chicas. Sin embargo, al poco tiempo acaban dejándome, me dicen que soy “buena gente”, y prefieren solo mi amistad.
Mi última desilusión amorosa fue con Rita. La conocí en una reunión de amigos. Cuando la vi bailando salsa quedé enamorado de ella. Doctora, movía las caderas de un modo tan sensual que me dejaba hipnotizado. Conquistarla no fue fácil, pero de tanto insistir para que seamos pareja, ella me aceptó.
Cuando salía con Rita era la envidia de todos en el barrio. Hasta me vacilaban diciéndome que solo me había aceptado por lástima, que la había agarrado cansada. Yo hacía oídos sordos a esos comentarios porque sentía que los decían de pura envidia.
Rita era perfecta. En la cama era una loba. Yo hacía mi máximo esfuerzo para estar a la altura y rendirle como ella se merecía, pero a veces sentía que no quedaba satisfecha. Eso me preocupaba. Pasaron tres meses y Rita terminó conmigo.
A lo Shirley Arica con Farfán, me dijo que yo era “buena gente” y solo me podía ver como amigo. Doctora, con esa frase no solo rompió mi corazón, también dejó mi virilidad por el piso.
A los pocos días vi a Rita paseando de la mano con un tipo que en el barrio tiene fama de mujeriego. Doctora, me siento humillado, ¿qué hago?
CONSEJO
Querido Lorenzo, por tu carta deduzco que tienes problemas de autoestima. No puedes permitir que la actitud de una mujer afecte la percepción que tienes de ti mismo. Si no aprendes a valorarte y quererte no podrás querer a nadie. Te aconsejo que busques ayuda profesional con un psicólogo. Olvida a Rita, ella en el fondo no te quería como tú esperabas y es mejor que haya salido de tu vida.