Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.

El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.

Hoy te cuento la historia de Daniela, de 24 años, que nos escribe desde Villa El Salvador.

Doctora Moro, estoy al borde de explotar, pero no de tristeza, sino de pura rabia. Me cuesta aceptar que perdí dos años de mi vida con alguien que se cree el “papacito” del barrio solo por tener a varias detrás de él. ¿Cómo no me di cuenta antes de la clase de persona que tenía al lado?

Perdón si empiezo así, pero me siento humillada. Ahora todo el mundo comenta a mis espaldas, y todo gracias a Matías. Tuvimos una relación larga, con altos y bajos, pero jamás le fui infiel. No me voy a pintar como una santa, porque reconozco que a veces fui dura y orgullosa, pero eso no le da derecho a jugar conmigo de esa forma.

Muchas veces fui yo quien terminaba la relación, sentía que no íbamos a ningún lado. Pero él siempre volvía, llorando, rogando, jurando que esta vez sería diferente. Doctora, si usted lo hubiera visto... uno le creía todo con ese tono de víctima que usaba.

Y como era de esperarse, él fue quien terminó la relación por última vez. Yo caí en una tristeza profunda, y justo ahí me entero por un familiar suyo, para colmo, que ya estaba con otra. ¿Y quieren que crea que esa relación nació de la noche a la mañana? Por favor, ya estaban en coqueteos desde antes.

Lo que más me duele es: ¿para qué volvió si no me quería? Siento una mezcla de rencor, vergüenza y decepción. Necesito una palabra suya, doctora. Ayúdeme, por favor.

CONSEJO

Estimada Daniela, mereces respeto y un amor sincero que te valore. No te culpes por confiar en quien no fue honesto; esas experiencias enseñan. Deja el rencor atrás para sanar y avanzar. Enfócate en ti, en tus sueños y crecimiento. El amor verdadero llegará cuando menos lo esperes. Abre tu corazón, pero protege siempre tu bienestar emocional.