Magaly Moro

Rafael (32 años, La Victoria). Señora Moro, no puedo contener más los sentimientos que llevo dentro. Le confieso que me siento atraído por Diana, la practicante que contraté en mi empresa.

Quiero aclararle la situación, ya que muchos de mis amigos me juzgan y me tildan de poco profesional y hasta de "viejo verde". Cuando la entrevisté, ella me pareció una muchacha madura, directa y muy segura de sí misma para tener solo 22 años. Ya en la oficina se adaptó rápidamente al ritmo del trabajo y demostró ser eficiente y proactiva. Al inicio nuestra relación fue netamente laboral, pero con el tiempo empezamos a hablar más y más.

Después de cinco meses ya la consideraba una buena amiga y colega. Sin embargo, empecé a sentirme celoso cada vez que un compañero de la oficina la invitaba a salir a comer.

Me he sentido así durante mucho tiempo y he tratado de olvidarme de ella durante esta cuarentena, pero estoy seguro que Diana siente lo mismo que yo. Nadie lo sabe, pero nos mensajeamos todos los días y buscamos excusas tontas para seguir hablando a través del celular.

Ahora que hemos regresado a nuestro centro de labores, fingimos que nada pasa entre nosotros y nos lanzamos miradas coquetas cuando se nos presenta la oportunidad.

Por otro lado, mis amigos me dicen que es incorrecto y poco prudente. Yo no le veo nada de malo, para mí la edad no es un problema y ambos estamos solteros. Aún así, temo que esto manche mi reputación y la de ella. ¿Qué debería hacer?

Ojo al consejo

Rafael, si tú y Diana sienten algo, yo no le veo el problema a la situación. No obstante, creo que deberías esperar que ella termine su contrato y no tenga ninguna relación laboral contigo antes de iniciar un romance. Ten mucho cuidado con eso, pues se pueden generar rumores y chismes mal intencionados en la oficina. Ten calma y mucha suerte.