Magaly Moro

Marlene (25 años, San Juan de Miraflores). Doctora Magaly, tengo una inquietud que le pediría me ayude a resolver.

Semanas antes de que comience la cuarentena llegó a mi barrio un chico. Me enteré por los vecinos que provenía de Tarapoto y que había llegado a Lima con el objetivo de quedarse a trabajar y estudiar.

Luego, supe que su nombre es Roberto. Es un joven de aproximadamente 25 años, cabello castaño un poco largo y piel tostada. Tiene los ojos grandes y de color pardo.

Cada vez que nos cruzábamos en la calle él solía saludarme, me decía: “hola”. Al principio no le respondía porque no lo conocía. Además, no me parecía simpático. Sin embargo, mi actitud cambió. Hace un par de semanas me crucé de nuevo con Roberto y lo vi diferente.

Al principio no lo reconocí porque llevaba puesto un mameluco, me percaté que era él porque me saludó. Era su voz. Decidí contestarle con un “¿qué tal?”. Él se quedó sorprendido.

Cuando llegué a casa me di cuenta de que le había respondido motivada por lo sexy que se veía con su mameluco. Desde entonces, doctora, cada día que lo veo siempre lo saludo. Sin duda, me atrae mucho, el mameluco color verde agua que lleva puesto, lo hace ver misterioso y guapo.

He pensado en quedarme conversando con él la próxima vez que lo encuentre en la calle. Me gustaría conocerlo más, pero temo que tome mi iniciativa de mala manera y piense que soy una chica “fácil”. Usted, ¿qué opina?.

Ojo al dato

Estimada Marlene, considero que debes ir con calma. No me parece mala idea que tú inicies la conversación, pero debes ser cuidadosa en la forma como te diriges a Roberto. No lo conoces aún, por eso debes ser precavida.

Por otro lado, no creo que piense que eres una chica “fácil”. No es la primera vez que se ven, ya hay saludos de por medio. Suerte.

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