“Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.
El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.
Hoy te cuento la historia de Mariela, de 42 años, que nos escribe desde Arequipa.
Doctora Magaly, yo adoro la Navidad. Me encanta decorar, poner luces, organizar la cena y ver a los niños emocionados, pero mi esposo parece un Grinch total. Se queja de todo, dice que la Navidad es un caos y que nada le gusta. Cada año termino corriendo de un lado a otro para que todo quede bien mientras él mira con cara de fastidio.
Los niños se emocionan y quieren participar; a veces corren de un lado a otro mientras nosotros discutimos por detalles tontos. Siento que no puedo disfrutar del momento como quisiera y pienso que toda la magia de la Navidad se pierde entre sus quejas y su actitud de Grinch.
Además, me frustra que parece no querer involucrarse en nada. Si le pido ayuda con la cena o con la decoración, siempre encuentra un motivo para dejarlo para después o para no hacerlo. Me hace sentir que toda la responsabilidad recae sobre mí, y eso termina estresándome más de lo que ya estoy con los preparativos.
Me gustaría organizar todo sin que parezca un campo de batalla, que cada uno tenga su papel y que los niños también puedan divertirse. Prefiero que las fiestas sean un momento de alegría y que la familia pueda disfrutar de los preparativos, la comida y los pequeños detalles sin peleas ni tensión.
CONSEJO
Querida Mariela, prueba hablar con tu esposo con calma antes de que empiecen los preparativos. Explícale qué cosas te hacen feliz y qué esperas que él haga, sin reproches. Pueden repartir tareas pequeñas, incluir a los niños y dejar claro quién se encarga de qué. Así todos disfrutan más, y quizás hasta logres contagiarle un poco de tu entusiasmo navideño.




