Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.

El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.

Hoy te cuento la historia de Gustavo, de 39 años, que nos escribe desde Magdalena.

Doctora Magaly, el otoño y el invierno solían ser mis estaciones favoritas, pero desde que estoy con Flor, mi pareja desde hace cuatro años, estas temporadas se han convertido en una verdadera tortura emocional. El problema es que ella es exageradamente friolenta. Apenas bajan unos grados, se transforma. Su humor cambia, se encierra más, y todo lo relacionado con lo físico y lo afectivo se vuelve distante. Nuestra vida de pareja, especialmente la íntima, brilla por su ausencia.

En invierno, salir juntos se vuelve una misión imposible. Cada propuesta que le hago recibe un “no” rotundo. Se queja del frío y, cuando al fin acepta, se abriga tanto que parece un muñeco de nieve. En casa, la situación no mejora. Usa unas pijamas enormes, nada atractivas, y evita cualquier contacto físico. Nuestra intimidad prácticamente desaparece por meses.

Lo que más me cuesta entender es que, cuando llega el verano, ella cambia por completo. Se vuelve activa, divertida, propone viajes, paseos y escapadas a la playa. Aunque yo no soy fan del calor, me esfuerzo por acompañarla. Sin embargo, cuando se invierten los papeles, ella no tiene la misma disposición.

No sé cómo abordar este tema sin que ella se ofenda o piense que la estoy atacando. Pero esta indiferencia en el invierno está dañando nuestra relación. ¿Cómo le hago ver que su actitud también tiene consecuencias en nuestra relación?

CONSEJO

Estimado Gustavo, si algo te está afectando en la relación, no lo guardes. Habla claro, sin culpas ni reclamos, solo desde lo que sientes. El invierno no puede apagar el cariño ni la conexión. El esfuerzo tiene que ser de los dos, no solo en verano. Si no hay disposición para conversar, algo más profundo necesita revisarse. Reflexiona bien las cosas.

TAGS RELACIONADOS