Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.

El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.

Hoy te cuento la historia de Magdalena, de 29 años, que vive en San Luis:

Señora Magaly, pasé casi toda la Semana Santa muy molesta. Resulta que soy una mujer religiosa. Desde niña suelo recorrer las siete iglesias durante el Viernes Santo. Siempre lo hacía con mi mamá, pero como ella ya es una adulta mayor ahora se queda en casa. Luego hacía el recorrido con una prima hasta que llegó a mi vida Juan, mi enamorado.

El año pasado él me acompañó a recorrer las siete iglesias. Cuando se lo propuse me dijo que sí inmediatamente, eso me gustó. Recuerdo que ese día terminamos muy cansados, pero felices. Por eso es que este año también le pedí que me acompañe a hacer el recorrido, pensé que me diría que sí sin pensarlo, pero me equivoqué.

“Amor, este año tengo otros planes, por lo general, siempre me iba de campamento con mis amigos en Semana Santa y quiero retomar esa costumbre. El año pasado te acompañé a recorrer las iglesias; sin embargo, este quiero irme de campamento con mis amigos, espero que no te moleste”, me dijo.

Realmente me sorprendió que Juan me dijera eso. Me molestó mucho que no tuviera la intención de acompañarme y que le diera más importancia a sus amigos. Además, me pareció el colmo su preferencia por irse de campamento cuando estos días deben ser de reflexión y oración, no de entretenimiento.

Señora Moro, no pienso hablar con Juan hasta que me pida disculpas por no haberme acompañado a recorrer las iglesias. ¿Usted qué opina?

CONSEJO

Estimada Magdalena, considero que debes comprender y respetar las preferencias de tu enamorado. No está bien que trates de imponerle tus costumbres y creencias. No está mal que se vaya de campamento con sus amigos. No creo que tenga que pedirte disculpas por algo. Insisto, no ha tenido una mala conducta. Reflexiona y sé más comprensiva. Suerte.

ESCRÍBEME TU CASO A