Magaly Moro

Carolina (32 años, Puente Piedra). Estimada señora Magaly, le escribo porque necesito palabras de aliento en este momento tan difícil para mí. Estoy casada con Orlando desde hace siete años y mi vida no es para nada como la imaginé al inicio. No me malinterprete, mi marido siempre me ha respetado y dado mi lugar como mujer. Sin embargo, es su actitud inmadura la que me tiene harta, especialmente cuando se trata del equipo de sus amores: el Club Universitario de Deportes.

Orlando es un hincha apasionado y eso es lo que me asusta. Cuando lo conocí, él solo iba a uno que otro partido, pero con los años su pasión “crema” terminó por traernos varios problemas. Por ejemplo, tuvo un fuerte altercado con mi papá solo porque él era de Alianza y le dijo “gallina”. Eso pasó hace varios años, pero mi esposo no olvida ese día y sigue resentido en la actualidad. Además de eso, Orlando solía desaparecer de la casa para irse con sus amigos a las barras bravas, dejándome a mí sola con nuestros pequeños hijos. Aquí viene lo peor. Hace unas semanas, salió con sus amigos a reventar fuegos artificiales para celebrar el aniversario de la “U”. No sabe la vergüenza que sentí ese día y lo preocupada que estuve de que se contagiara entre tanta gente. Esa fue la gota que rebalsó el vaso, ya que no le importó exponerse a sí mismo y a nuestros hijos por algo tan insignificante. Estoy pensando en separarme de él, no creo seguir aguantando toda mi vida su actitud infantil. ¿Estoy haciendo bien?

Ojo al consejo

Carolina, entiendo la frustración que debes estar sintiendo y tienes toda la razón en enojarte con él. Aún así, te aconsejo que trates de solucionar las cosas antes de darle fin a tu matrimonio. Por ello, habla con Orlando y explícale que tu seguridad y la de tus hijos es más importante que un equipo de fútbol. Si no cambia su actitud, lo mejor será separarse. Mucha suerte.