Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.

El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.

Hoy te cuento la historia de Ángela, de 72 años, que vive en San Borja:

Un saludo, señora Moro. Le cuento de mi caso con mucha angustia y molestia. En estos últimos años mi pareja ha cogido la mala manía de contarle todas nuestras discusiones a nuestros hijos y me hace discutir con ellos. Estoy cansada, él parece un niño chiquito.

Leonardo es mayor que yo por cinco años. Tenemos un matrimonio de más de 30 años y, aún habiendo pasado tanto tiempo juntos, siempre se empeña en buscar una nueva forma de incomodarme. Ahora que mis hijos viven lejos, tuvimos que adaptarnos a vivir los dos juntos nuevamente, pero, la verdad, ha sido un infierno.

Doctora, mi esposo mueve mis cosas de su lugar y las pierde. Cosa que dejo en mi velador, eso mismo lo agarra para “guardarlo” y luego se olvida dónde lo puso.

Una vez encontré mi crema humectante en el refrigerador, completamente inutilizable porque estaba congelada. ¿No es justo mi enojo, acaso?

Discutimos con frecuencia, pero lo que me enfurece es que él llama por teléfono a mis hijos y les dice que yo lo maltrato, que le quito la comida y no lo dejo hacer nada. Es el colmo del cinismo.

Yo le quito el pan a Leonardo, porque si lo dejo sobre la mesa él se devora cinco panes completos. ¡Es una barbaridad! No sé qué hacer para que deje de hacerse la víctima. ¿Qué me aconseja?

CONSEJO

Estimada Ángela, entiendo tu preocupación. Si te angustia que tus hijos piensen mal de ti lo que podrías hacer es mejorar la comunicación con ellos. Explícales la situación. En casa, lo mejor será guardar bien tus cosas para que Leonardo no las tome. A estas alturas de la vida evita las amarguras y, por el contrario, intenta vivir en armonía.

ESCRÍBEME TU CASO A