Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.
El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.
Hoy te cuento la historia de Javier, de 29 años, que nos escribe desde San Borja.
Doctora Magaly, estoy pasando por un momento difícil con mi pareja, Claudia. Antes sentía que éramos un verdadero equipo, que nos apoyábamos en todo y que compartíamos las cargas de la vida con cariño y comprensión. Pero últimamente percibo que algo ha cambiado. Siento que ella ya no valora lo que hago por la relación ni por la casa.
Trato de dar lo mejor de mí, trabajo con esfuerzo, colaboro en las tareas del hogar y busco siempre mantener un ambiente armonioso, pero a pesar de todo eso, ella parece estar constantemente molesta o distante, y rara vez expresa agradecimiento o reconocimiento.
Cuando intento hablar con ella sobre cómo me siento, dice que estoy exagerando o que no entiendo lo que ella hace. Me duele que mis esfuerzos pasen desapercibidos y que muchas veces termine sintiéndome invisible. A veces pienso que tal vez debería hacer menos, pero no quiero que eso afecte lo que tenemos.
Además, la rutina y el cansancio parecen afectar nuestra relación. Los momentos juntos son menos frecuentes y cuando estamos, a veces no conectamos como antes. Tengo miedo de que esta falta de reconocimiento termine alejándonos más de lo que queremos.
No sé cómo lograr que Claudia vea lo que hago y que volvamos a ser un equipo que se valora mutuamente. Me esfuerzo cada día, pero necesito sentir que todo tiene sentido y que lo que hago realmente importa para ella.
CONSEJO
Javier, habla con Claudia desde la empatía, no desde la queja. En lugar de enfocarte en lo que no hace, exprésale cómo te sientes y qué necesitas para sentirte valorado. Usa frases con “yo siento” y evita reproches. Propón espacios breves, sin distracciones, para reconectar y escucharse. A veces, pequeños gestos diarios reabren el diálogo.




