Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.

El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.

Hoy te cuento la historia de Vanessa, de 27 años de San Borja.

Doctora Magaly, llevo ocho meses saliendo con un chico y siento que estoy atrapada en una historia sin final claro. Desde el inicio nos conectamos muchísimo: hablamos todo el día, dormimos juntos con frecuencia, nos hacemos regalitos sin esperar fechas especiales, tenemos citas lindas… en apariencia, todo parece perfecto.

Pero cada vez que le pregunto qué somos o hacia dónde va lo nuestro, él cambia el tema. Siempre con una sonrisa o con alguna broma, logra evadir la conversación. Al principio pensé que solo necesitaba tiempo, que no quería apresurar las cosas, pero ya van ocho meses. No me parece que esté pidiendo demasiado.

Lo que más me duele es que siento que soy parte de su vida, pero en secreto. Nunca ha subido una sola foto conmigo, ni una historia, nada. Y aunque yo no necesito que todo el mundo sepa lo que hacemos, a estas alturas sí me incomoda sentir que parezco una pareja clandestina.

Sé que hay un alto nivel de intimidad entre nosotros, que no es solo físico. Hemos compartido cosas muy personales, sueños, miedos. Pero a veces siento que soy yo la que se está entregando por completo, mientras él mantiene siempre una parte de sí guardada.

Ya no sé si estoy siendo impaciente o si simplemente no quiere nada serio y me está dejando ilusionarme. Me cuesta soltar, pero empiezo a preguntarme si estoy perdiendo el tiempo.

CONSEJO

Estimada Vanessa, cuando alguien evita ponerle nombre a lo que viven pero sí disfruta de todos los beneficios de una relación, es momento de cuestionarse si tú estás recibiendo lo que mereces. No estás loca ni intensa por querer claridad. Si te sientes en pausa mientras él sigue cómodo, piensa si vale la pena seguir invirtiendo el corazón donde no hay compromiso claro.