Magaly Moro

Tatiana (32 años, San Juan de Lurigancho). Doctora Magaly, estoy muy cansada de esta pandemia porque está destruyendo a mi pequeña familia.

Convivía con Fernando desde hace dos años. Teníamos un hogar tan sólido que ya estábamos planeando encargar un bebé a mediados de este año. Nuestra economía era estable y los ingresos de cada uno superaban los 4 mil soles. Sin embargo, cuando ya tenía la vida perfecta llegó esta pandemia para destrozar mis ilusiones.

Mi pareja, a pesar de que estuvo trabajando casi 12 horas al día para demostrar a sus jefes que era capaz de soportar los momentos de crisis, perdió el trabajo. El área de Recursos Humanos lo llamó un jueves, después que él envió el reporte mensual de junio, y le comunicó que por el coronavirus los clientes se habían retirado, por lo tanto no había dinero para conservarlo en la empresa.

Fernando lloró porque trabajó en ese lugar casi seis años, e incluso ya estaban pensando en ascenderlo. Intenté consolarlo, pero fue inútil. Desde entonces, todos los días era un martirio despertar a su lado, ya que siempre estaba renegando de su suerte. Pasó de ser un joven amable y encantador a convertirse en un ogro que todo lo veía por el lado negativo. Traté de ayudarlo para que busque otras cosas y siga adelante, pero él no quiere. Lo único que hace es lamentarse.

Por ello, hace tres semanas volví a la casa de mis padres. No soporto en lo que se ha convertido mi pareja, no obstante, lo extraño. ¿Qué hago? Por favor, aconséjeme, doctora.

Ojo al consejo

Tatiana, tu pareja está pasando por un momento complicado; la frustración y la decepción están haciendo que actúe de esa forma. Dale su tiempo. Fernando se va a dar cuenta de que esa actitud no lo va a llevar a ningún lado y que de seguir así perderá a las personas que ama. Sería bueno que reciba atención psicológica para que canalice sus emociones.