Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.

El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.

Hoy te cuento la historia de Janet, de 55 años, que nos escribe desde Breña.

Doctora Moro, me siento la bruja de mi hogar y ya no aguanto esta situación. Solo quiero que mis hijos sean personas de bien y aprendan a tomar buenas decisiones, pero eso me hace ver como la enemiga. En cambio, mi esposo es el bueno de la historia, el que nunca les niega nada y siempre queda bien. Yo soy la que pone límites, y por eso siempre termino siendo la mala.

Durante años he cuidado del hogar, cocinado, estado pendiente de mis hijos, pero solo recibo críticas. Mi esposo se lleva el premio al “papá del año” porque nunca reniega, les da dinero, les dice sí a todo. Yo me esfuerzo por educarlos, pero él con su condescendencia echa por tierra todo lo que yo intento construir. Y claro, ellos lo adoran a él y a mí me rechazan.

Hemos tenido problemas por su actitud permisiva, pero no cambia. Parece que nada le afecta. Mientras yo soy la que sostiene la casa, mi marido solo aparece para decir que sí y quedar bien. Mis hijos ya casi ni me escuchan, solo vienen a mí cuando necesitan algo. Me siento sola, como si criara a mis hijos sin apoyo. Y eso me agota emocionalmente.

No tengo un trabajo remunerado, pero les he dado mi vida. Hoy me siento vacía, sin reconocimiento, y a veces pienso que esto puede ser por la menopausia, pero también creo que estoy cansada de tanto esfuerzo ignorado. A veces quisiera irme y olvidarme de todo, porque me duele no ser valorada ni por mi esposo ni por mis hijos. Necesito su consejo, doctora.

CONSEJO

Querida Janet, no eres una bruja, eres una madre que ha dado todo por su familia. Es momento de hablar con tu esposo desde el corazón y pedirle que comparta contigo la responsabilidad de criar a los hijos. No estás sola ni eres invisible. Mereces reconocimiento y apoyo. Busca espacios para ti y cuida tu bienestar emocional. Valórate.