Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.

El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.

Hoy te cuento la historia de Carmen, de 38 años, que nos escribe desde Surquillo.

Doctora, necesito desahogarme. Sé que suena superficial, pero la situación me está afectando mucho y no sé cómo manejarla. Mi esposo siempre fue un poco panzón, eso nunca fue problema. Nunca me fijé solo en su físico, me enamoré de su forma de ser, su sentido del humor, su corazón. Pero en el último año su panza ha crecido tanto que ya no puedo ignorarla.

Es como si se hubiera rendido completamente. Come sin control, cero ejercicio, y lo peor es que ya ni se preocupa por cómo se ve. Sus camisas se le abren por la barriga, los polos se le suben apenas se mueve, y cuando se sienta, todo queda apretado. No es que me moleste que haya engordado un poco, el tema es que ha llegado a un punto en que se ve descuidado, y eso me mata el deseo.

Antes lo miraba y me provocaba besarlo, tocarlo, estar cerca. Ahora lo veo y lo único que siento es incomodidad. Me da vergüenza pensarlo, pero incluso a la hora de la intimidad lo evito. No es solo la panza, es la sensación de que ya no se cuida, de que no le importa cómo se ve ni cómo me siento yo.

He intentado motivarlo. Le he propuesto salir a caminar juntos, comer más sano, hasta cocinarle cosas ligeras sin que se dé cuenta. Pero nada funciona. Él dice que lo acepte como es, que ya estamos casados y que lo importante es el amor. Y sí, lo quiero, pero ¿y yo? ¿Mis ganas, mi atracción, no cuentan?

No sé cómo decirle todo esto sin herirlo ni hacerlo sentir mal. Pero tampoco quiero quedarme en una relación donde ya no me provoca ni tocarlo. ¿Qué hago, doctora?

¿Deseas ahora el consejo para esta historia? Puedo redactarlo con tono psicológico, claro y empático.

CONSEJO

Carmen no es superficial por dejar de sentirse atraída. El deseo también se alimenta del cuidado mutuo. Si su esposo se ha descuidado al punto de afectar la relación, es válido que ella lo exprese con honestidad y cariño. No se trata solo de kilos, sino de actitud. Merece sentirse deseada también. Conversarlo es clave antes de que la desconexión crezca más.