Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.

El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.

Hoy te cuento la historia de Marcela, de 41 años de San Borja.

Doctora Magaly, últimamente siento que mi esposo ya no me mira como antes. Llevamos más de diez años juntos. Somos un buen equipo para muchas cosas: el trabajo, los hijos, la casa. Pero hace tiempo que siento que algo se apagó entre nosotros.

Señora Moro, ya no hay esos gestos de cariño, esas miradas cómplices, ni esa chispa que antes aparecía sin esfuerzo. Ahora todo es más automático. Las conversaciones son sobre lo urgente: los pagos, el tráfico, la lonchera de los niños. Cuando intento hablar de otra cosa o acercarme con cariño, él siempre está cansado o preocupado.

No pienso que me esté siendo infiel, pero sí siento que ya no me ve. A veces me arreglo más, me esfuerzo por verme distinta, solo para ver si reacciona… pero nada. Y no hablo solo de lo físico, sino de esa conexión que antes nos unía. Extraño sentirme mirada, deseada, especial. Ahora me siento parte del fondo, como si fuera un adorno más de la casa que ya nadie nota.

Sé que los años cambian la rutina y que el deseo no es siempre igual, pero también me pregunto si esto es algo que se supera o si ya es una señal de que estamos desconectados. Me da miedo pensar que esto es lo que sigue, que el amor se convierte en pura costumbre. No quiero una vida sin afecto, pero tampoco sé cómo hablar de esto sin que suene a reclamo o drama. ¿Es normal sentirse así o simplemente me estoy resignando sin querer?

CONSEJO

Estimada Marcela, lo que sientes es válido. No se trata solo de gestos físicos, sino de sentirte vista, valorada y presente en la relación. El desgaste emocional en la pareja es real, pero no irreversible. Hablar desde lo que te duele, sin culpas ni reproches, puede abrir una puerta al cambio. No te resignes al silencio: mereces una relación donde también te sientas viva y conectada.

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