Festejo  en playa contaminada
Festejo en playa contaminada

Poco les importó que sea uno de los balnearios más contaminados de Lima. Cientos de bañistas celebraron ayer la llegada del nuevo año en la playa Arica, en Lurín, con música, comida y abundante licor.

Pese a que esta playa ha sido declarada por el Ministerio de Salud (Minsa) como no apta para el público, las personas llegaron desde tempranas horas para disfrutar del sol y continuar la diversión.

Así, iban sumándose a quienes recibieron 2017 en este litoral, instalados en carpas.

Fiesta. Cajas de cerveza y botellas de diversos licores acompañaron a los asistentes, quienes bailaban las canciones de moda. Estas sonaban en enormes parlantes que funcionaban con la batería de los autos, convirtiendo el lugar en una improvisada discoteca al aire libre.

Las bebidas alcohólicas y la comida estuvieron a la orden del día, tanto por quienes llevaron sus provisiones de casa, así como aquellos que compraron en los establecimientos ubicados en la zona.

“Para nosotros es una cábala iniciar el año recargándonos con la energía del sol, y si se acompaña con una cerveza helada, mejor”, comenta Rosario Maldonado, quien llegó desde Villa El Salvador con su grupo de amigos para disfrutar del mar.

Ayudada por sus acompañantes, cocinó unas chuletas de chancho en la parrilla que colocaron sobre la arena.

Suciedad. La contaminación en la playa Arica se debe a las aguas servidas que arrojó, durante casi tres meses Sedapal, desde la planta de tratamiento de Nuevo Lurín, situación que la mayoría de asistentes desconocía.

“Deben poner una alerta en la entrada a la playa, así no veníamos a exponer nuestra salud. Las autoridades deben hacer algo al respecto”, manifestó indignado un padre de familia que, enterado de la noticia, se retiró del lugar junto a sus tres menores hijos.

La falta de tachos de basura así como personal de limpieza empeoró la situación, pues los desperdicios fueron tirados en la arena, la misma que se fue acumulando con el pasar de las horas.

Los restos de comida, envolturas y botellas lucieron a medio enterrar, panorama que parecía no incomodar a los bañistas. 

Los restos de comida, envolturas y botellas lucieron a medio enterrar, panorama que parecía no incomodar a los bañistas.