Fieles despiden al Cristo Moreno
Fieles despiden al Cristo Moreno

Cenobia Pacheco Casasola llora desconsoladamente cuando su nuera Olga le avisa que la imagen del Señor de los Milagros está frente a ella. Con la voz entrecortada, la anciana de 83 años le pide al Cristo Moreno darle “luz a sus ojos”, pues hace unos años se cegaron a causa de una terrible enfermedad.
Entre lágrimas y con las manos en alto le suplica también que acaben los maltratos físicos y psicológicos que recibe por parte de su hija. “Ya no quiero sufrir más”, exclama.

TRADICIÓN. El desgarrador pedido de Cenobia fue escuchado ayer por decenas de feligreses que acompañaron a la sagrada efigie en su quinto y último recorrido procesional. Pese a su breve trayecto, niños, jóvenes y ancianos abarrotaron la avenida Tacna para venerarla, agradecerle y pedirle un milagro.
Minutos antes del mediodía, el Cristo de Pachacamilla dejó su casa, la iglesia de Las Nazarenas, en brazos de los miembros de la Hermandad del Señor de los Milagros, quienes vestían su hábito morado, como es tradición.
A su alrededor, un grupo de sahumadoras le echaba humo con sus pebeteros (recipientes de plata en los que se colocan velas o mirra) a fin de purificarlo. Entre ellas estaba Betsy Grantos, quien llegó de Estados Unidos por la mañana para cumplir con esta labor.
“Desde hace 30 años dejo Miami, lugar donde radico, a fin de darle las gracias al Moreno”, contó.

FE COLECTIVA. Tras recibir los aplausos y las oraciones de sus seguidores, la imagen fue colocada frente al estrado desde donde el cardenal Juan Luis Cipriani presidió una masiva eucaristía.
Durante su homilía, el Arzobispo de Lima rechazó y condenó, una vez más, la práctica del aborto. “¿Quieres seguir siendo una persona que hace daño? ¿Quieres seguir matando a los niños en la tragedia del aborto? Te espera un infierno grande”, manifestó con tono enfático.
Por otro lado, agradeció a todos los que participaron en los distintos recorridos del Señor de los Milagros. “Qué bonito es el Perú cuando está unido por la fe”, acotó.
Al término de la misa, el Cristo Moreno empezó su recorrido por la avenida Tacna, de sur a norte. Desde lo alto de los edificios, decenas de familias le lanzaban flores y globos en señal de agradecimiento por bendecir sus hogares.
Su paso continuó por los estrechos jirones Callao y Chancay. Miles de devotos lo acompañaron sin importarles cuán apretados iban.
Al llegar al local institucional de la Hermandad del Señor de los Milagros recibió un fervoroso homenaje.
Posteriormente se trasladó a las avenidas Emancipación y Tacna hasta llegar una vez más al Monasterio de las Hermanas Carmelitas Nazarenas, en donde permanecerá hasta octubre del próximo año.