“Luché contra  el terrorismo  en la selva”
“Luché contra el terrorismo en la selva”

Linder Lozano tiene 46 años y lleva viviendo hace unos ocho años en Lima. Tras migrar de Iquitos junto a su esposa e hijos, se encontró en la capital con el mismo problema que miles de provincianos sufren al llegar a la gran ciudad: el desempleo.

Recuerda que apelando a sus conocimientos de seguridad personal que había aprendido cuando integró la Infantería de Marina de Iquitos, a los 17 años, postuló para ser vigilante de una pequeña Caja de ahorros.

Así empieza la historia de Linder Lozano, quien celebra hoy 11 de marzo el Día del Vigilante instaurado en 2011.

Sobre su labor como agente de seguridad, Linder cuenta con orgullo que nunca sufrió algún ataque delincuencial. Más allá de la suerte que pueda tener, argumenta las razones de por qué su portafolio está libre de la ola criminal.

“Todo agente debe estar bien posicionado en su puesto de servicio, listo para minimizar el peligro, detectar a tiempo autos sospechosos que dan vueltas a los bancos. El agente debe tener persuasión, no andar chateando. Cuando estás agachado, los ladrones te cuadran; en cambio si te ven atento, mirando a todos lados, dicen: ‘ese está atento’”, afirma el hombre de 46 años.

TRAS SUS PASOS. Hace cinco años dio un gran paso en su vida laboral. Postuló a la empresa internacional de seguridad G4S y fue aprobado. Empezó como vigilante de bancos y con los años fue ascendido a operador logístico de seguridad.

Dos de sus hijos mayores, la mayor de 24 años y el segundo de 21, siguen sus pasos y trabajan como agente de seguridad en un centro comercial y operador logístico, respectivamente. Otros dos hijos son menores.

“Ser un agente de seguridad es riesgoso, pero si nos gusta o nos atrae, no hay vuelta atrás. A mis hijos y a los 9 vigilantes que superviso les inculco lo mismo: En la seguridad lo importante es la prevención; no estamos para agarrarnos (a balazos) con los delincuentes, sino hay que minimizar el peligro, detectar algo y avisar a la Policía”, manifiesta.

Este padre de familia que viaja a diario en un bus de transporte público, de Villa María del Triunfo a Chorrillos, estudió contabilidad. Y aunque no ha terminado la carrera, promete que dentro de un par de años acabará sus estudios y pondrá un negocio. “Como agente trabajaba 12 horas, ahora que estoy de operador chambeo ocho horas”, cuenta.

Enfrentó a Sendero. Linder acumula muchas experiencias positivas. En 1989, al enfrentarse en las aguas del río Marañón con las huestes de Sendero Luminoso, salió airoso. En 2015, cuando salía de su centro de labores en Chorrillos, fue interceptado por tres malhechores.

“Uno me agarró del cuello y los otros dos me quitaron los celulares. Me fijé bien y el que me estaba rebuscando el bolsillo no estaba armado. Reaccioné y con toda mi fuerza lo empujé contra la pared, me di media vuelta y le rompí la muela. Retrocedí y lo rematé de un zapatón. Perdí mis celulares, pero me fui contento (risas). A mí no me da miedo, me da cólera que los delincuentes sean tan cobardes”, enfatiza Lozano, quien se declara admirador del actor fallecido Bruce Lee.

“Uno me agarró del cuello y los otros dos me quitaron los celulares. Me fijé bien y el que me estaba rebuscando el bolsillo no estaba armado. Reaccioné y con toda mi fuerza lo empujé contra la pared, me di media vuelta y le rompí la muela. Retrocedí y lo rematé de un zapatón. Perdí mis celulares, pero me fui contento (risas). A mí no me da miedo, me da cólera que los delincuentes sean tan cobardes”, enfatiza Lozano, quien se declara admirador del actor fallecido Bruce Lee.