Las estaciones del año tienen, sin duda, influencia en nuestro estado de ánimo. Como consecuencia de la temperatura, que desciende en otoño e invierno o se eleva en primavera y verano, genera gustos y preferencias en cuanto a alimentos, pero también demandas que surgen desde la propia respuesta del cuerpo por estos cambios.

Es así que la primavera despierta el interés y la necesidad por preparaciones más ligeras y frescas como lo son las frutas y verduras. Las sopas y caldos que no faltaban en el menú de la semana en invierno, empiezan a ser desplazadas por las ensaladas llenas de colores, sabores, texturas y, sobre todo, fibra cuya demanda disminuye durante la época de frío.

Las ensaladas son preparaciones abiertas, libres, que permiten incluir, además de verduras, otros grupos de alimentos como proteínas que las enriquecen nutricionalmente y que las ubica en la lista de preparaciones más nutritivas y protectoras de la salud.

TE PUEDE INTERESAR: