La fruta es un alimento súper versátil porque puede ser parte de tu desayuno, almuerzo o cena, pero también puede incluirse en la lonchera o entre comidas (como merienda) lo que permite cargarla a todas partes si la mantienes bien conservada y mejor aún con su cáscara (como la mandarina, manzana o pera).

La fruta, además de vitaminas, minerales, fibra y azúcares, contiene hormonas naturales que activan el proceso de maduración del fruto y también enzimas que favorecen la digestión. Por ejemplo, tanto la piña como la papaya cuentan con enzimas que ayudan a digerir las proteínas de las carnes.

¿Es mejor consumirla antes o después de almuerzo? La respuesta varía: quienes no toleran la fruta terminando el almuerzo suele deberse a almidones resistentes que, al llegar al colon, forman más gas. En este caso, se sugiere separarla del almuerzo. Por otro lado, si tu almuerzo incluye carnes, las frutas como la papaya o piña, ya sea como entrada o postre, ayudará a tu digestión.

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