El hígado cumple funciones vitales: transforma nutrientes, descompone toxinas, produce bilis para la digestión de grasas y almacena vitaminas como A, D, E y B12. Según la European Association for the Study of the Liver (EASL) y la American Liver Foundation, una alimentación equilibrada puede prevenir enfermedades hepáticas.
La dieta debe ser rica en verduras, frutas, menestras, cereales integrales y grasas saludables (aceite de oliva, palta, frutos secos). Alimentos con antioxidantes como café, cúrcuma, té verde y vegetales de hoja verde pueden proteger las células hepáticas. Es importante reducir azúcares añadidos, bebidas alcohólicas y ultraprocesados, ya que sobrecargan el hígado.
El exceso de fructosa, como el jarabe de maíz y las gaseosas, se asocia con la acumulación de grasa hepática. Comer en horarios regulares, mantenerse hidratado y evitar el sobrepeso son estrategias esenciales para cuidar la salud del hígado.
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