Algunos alimentos han demostrado en estudios científicos mejorar la función del hígado y ayudar a reducir la grasa acumulada. Los vegetales de hoja verde, como la espinaca y el brócoli, favorecen al hígado y mejoran la utilización de la grasa. Consumir, al menos, una taza al día aporta antioxidantes y fibra.

El pescado azul, como el bonito, la caballa o la anchoveta, rico en omega-3, ayuda a desinflamar el hígado. Se recomienda incluirlo entre dos y tres veces por semana. La avena y las menestras aportan fibra soluble, lo que regula la glucosa y reduce la producción interna de grasa; una taza cocida al día es suficiente.

El café sin azúcar, en una a dos tazas al día, también ha mostrado beneficios para proteger las células del hígado. Finalmente, el aceite de oliva extra virgen y los frutos secos, en pequeñas porciones (una cucharada o un puñado), ayudan a mejorar el perfil de grasa en sangre.

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