Las bebidas deportivas no son simples refrescos: están diseñadas para rehidratar, reponer electrolitos (como sodio y potasio) y dar energía rápida gracias a los carbohidratos que contienen. Según instituciones como la Academia de Nutrición y Dietética y el Colegio Americano de Medicina Deportiva, estas bebidas están pensadas para personas que hacen ejercicio intenso por más de una hora, especialmente en climas calurosos: maratonistas, futbolistas, ciclistas, etc.
No se recomiendan para personas sedentarias ni como acompañamiento diario en la lonchera escolar. Por su contenido de azúcar, pueden aportar calorías innecesarias. ¿Y la edad? Se aconsejan para adolescentes deportistas a partir de los 12 años, siempre que el ejercicio sea prolongado y de alta intensidad. Para niños menores, lo mejor sigue siendo el agua.
En resumen, si el ejercicio fue intenso, pueden ayudar. Si no, el mejor hidratante siempre será el agua natural.
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