Previo a la menstruación, el cuerpo pasa por cambios hormonales. La progesterona baja y el estrógeno predomina, lo que hace que el organismo retenga más agua y sodio. Por eso aparece la sensación de hinchazón, piernas pesadas o anillos que ajustan más de lo normal.
Al mismo tiempo, el útero libera prostaglandinas, sustancias que ayudan a contraerse para iniciar el sangrado. Cuando se producen en exceso, pasan a la sangre y llegan también al intestino, aumentando su movimiento. Esto explica por qué cerca al periodo algunas mujeres presentan deposiciones más blandas, urgencia o incluso diarrea.
Una recomendación respaldada por estudios es consumir magnesio en forma de citrato o glicinato. Entre 250 y 400 mg al día durante la fase previa al periodo pueden contribuir a reducir hinchazón, retención de líquidos y cólicos, ya que ayudan a regular las prostaglandinas y a relajar la musculatura.
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