La proteína ayuda a crecer, reparar tejidos y mantener los músculos saludables. No basta con consumir suficiente durante el día, sino que es importante distribuirla bien en las tres comidas principales.
Los niños necesitan una porción de proteína que quepa en la palma de su mano, en forma de cuenco, para el desayuno, almuerzo y cena. Esto puede ser un huevo, un vaso de leche, un filete pequeño de pollo o pescado, o media taza de menestras.
Los adolescentes, que están en pleno crecimiento, deben consumir una porción similar al tamaño de la palma de la mano extendida en cada comida. Esto equivale a un filete mediano, dos huevos o una taza de menestras cocidas.
En cuanto a los adultos, para mantener los músculos y el metabolismo activos, se recomienda una porción del tamaño de la palma de la mano y con el grosor de un dedo en cada comida. Esta proteína puede provenir de pescado, pollo, carne magra, huevo o menestras.
Distribuir la proteína en cada comida resulta más efectivo que consumir una gran cantidad en una sola vez.
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