En los últimos años se ha popularizado la idea de que el gluten y los lácteos son “inflamatorios” y deben eliminarse para estar sanos. Sin embargo, la evidencia científica y los consensos médicos no respaldan esa generalización. Estudios recientes muestran que, en personas sanas, el consumo de lácteos, especialmente fermentados y bajos en grasa, es neutro o incluso beneficioso para la inflamación, la salud ósea y cardiovascular.
El gluten solo debe retirarse en casos de enfermedad celíaca, dermatitis herpetiforme, alergia al trigo o, de forma individualizada, en sensibilidad al gluten o al trigo no celíaca confirmada.
En enfermedades autoinmunes como artritis reumatoide, lupus, psoriasis o enfermedad inflamatoria intestinal, las guías recomiendan patrones como la dieta mediterránea, sin exclusiones universales de gluten o lácteos, salvo intolerancias o alergias comprobadas. La clave es personalizar, no prohibir sin fundamento.
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