Sara Abu-Sabbah - Nutricionista

Un colorante es verdaderamente de origen vegetal cuando proviene directamente de frutas, verduras, raíces o flores, y se obtiene mediante procesos físicos o enzimáticos, sin que sufra modificaciones químicas. Ejemplos son la curcumina (de la cúrcuma), la betanina (de la betarraga) o las antocianinas (de moras y uvas).

Según la EFSA y la FAO, estos pigmentos naturales no solo cumplen una función estética al colorear los alimentos, sino que también pueden aportar antioxidantes con potencial beneficio para la salud. Esto los diferencia de los colorantes sintéticos, como la tartrazina o el azul brillante, que son derivados del petróleo.

Aunque los artificiales están regulados, su consumo excesivo ha sido relacionado en algunos estudios con reacciones alérgicas, hiperactividad en niños y posibles efectos neuroconductuales. A diferencia de los naturales, no ofrecen beneficios nutricionales.

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