En nuestro intestino habitan billones de microorganismos, principalmente bacterias beneficiosas, que constituyen la microbiota intestinal. Lejos de ser algo negativo, estas bacterias cumplen funciones esenciales: ayudan a digerir los alimentos, producen vitaminas como la K y algunas del grupo B, y fortalecen el sistema inmunológico para protegernos mejor.
Hoy se habla tanto de la microbiota porque la ciencia ha descubierto su relación con casi todo: desde la digestión y el peso corporal hasta el estado de ánimo y la inflamación. Cuando se altera por estrés, mala alimentación, antibióticos o falta de fibra, puede afectar la salud intestinal y general.
Cuidarla es más sencillo de lo que parece. Incluir frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, complementos de fibra como Fluye y alimentos fermentados como yogur, kéfir o chucrut ayuda a mantener un equilibrio. Una microbiota saludable es, en esencia, la base de un cuerpo y una mente en armonía.
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