El pan puede formar parte de un desayuno equilibrado, pero la cantidad adecuada depende de la energía que gasta cada persona. Un adulto sedentario, que pasa la mayor parte del día sentado y no realiza ejercicio, debería limitarse a un pan pequeño (tipo francés), siempre acompañado de proteína y vegetales para evitar picos de azúcar y una mayor sensación de hambre.
En cambio, un deportista o alguien físicamente activo puede consumir un pan grande o incluso uno y medio, ya que su cuerpo utiliza esa energía para el movimiento y la recuperación muscular.
Si hay sobrepeso o se busca bajar grasa corporal, se recomienda medio pan o reemplazarlo por una opción rica en fibra, como pan integral de masa madre o avena, siempre acompañado de proteína. Más importante que quitar el pan es controlar la porción y equilibrarlo con alimentos que den saciedad, como huevo, queso fresco o palta.
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