Aunque es natural y saludable, el jugo de fruta no se recomienda antes del año de vida. Según la American Academy of Pediatrics (2017) y la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (ESPGHAN), los bebés deben recibir fruta entera y agua, no jugo.
El motivo es claro, el jugo contiene tanta azúcar natural como una gaseosa pequeña y casi nada de fibra, lo que eleva rápidamente el azúcar en sangre y favorece el gusto por sabores dulces. Además, desplaza alimentos más nutritivos como papillas o menestras y aumenta el riesgo de caries y sobrepeso infantil.
A partir del año, si se desea, puede ofrecerse medio vaso (120 ml) al día, 100 % natural, acompañado de comidas, nunca en biberón. En mayores de dos años y adultos, el jugo puede ser parte de una dieta equilibrada, pero no reemplaza a la fruta fresca.
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