Es el mecanismo que mantiene el pH interno del cuerpo en rangos saludables, principalmente el de la sangre, que debe estar entre 7.35 y 7.45 (ligeramente alcalino). Este equilibrio es vital para la vida: si el pH se altera demasiado, se afectan funciones como la respiración, la función celular o el metabolismo.

¿Cómo influye la dieta? La dieta no cambia el pH de la sangre, pero sí puede influir en la carga ácida que el cuerpo necesita neutralizar. Cuando comemos alimentos que generan residuos ácidos, el cuerpo debe compensarlo usando mecanismos como liberar minerales alcalinos desde los huesos o aumentar la eliminación de ácidos por la orina.

Por el contrario, los alimentos alcalinizantes generan menos carga ácida o incluso compuestos alcalinos (como bicarbonato), aliviando ese trabajo. Así, no cambian el pH de la sangre, pero ayudan al cuerpo a mantenerlo sin tanto esfuerzo.