En Halloween abundan las golosinas y, aunque un poco de dulce no hace daño, el exceso sí puede afectar la salud de los niños. Estos productos contienen mucha azúcar, colorantes y grasas poco saludables, pero aportan pocos nutrientes. En exceso pueden provocar dolor de estómago, caries, irritabilidad, alteraciones del sueño y aumento de peso si se consumen con frecuencia.
No se trata de prohibir, lo ideal es enseñar cómo tener un equilibrio. Una porción prudente sería dos dulces pequeños ese día, después de una comida principal y nunca con el estómago vacío. Para hacer la celebración más saludable, se pueden preparar ideas creativas como brochetas de frutas, galletas caseras con avena o snacks divertidos con frutos secos.
Acompañar siempre con agua en lugar de gaseosas y cepillar los dientes después son hábitos clave para que los niños disfruten del Halloween sin perder el gusto ni la salud.
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