¡Qué tal! Si bien es cierto las clínicas se estaban pasando de abusivas con los pacientes , cobrándoles cifras astronómicas por su tratamiento, no lo es menos el hecho de que al presidente de la República, , le faltó tino o muñeca para presionarlas de otra forma, vía del diálogo, y que bajen sus tarifas porque se trata de una situación de vida o muerte.

¿Qué ganó con el ultimátum que a las pocas horas se desinfló? Ser tendencia en las redes sociales como un eventual “dictadorcillo” y otros calificativos más. En todo caso, este impasse quedará en los anales de la historia del mandatario y servirá para que, en adelante, los gobiernos tengan como prioridad A-1 la estructura de un sistema sanitario unificado, en beneficio de la población.

Los hospitales, con o sin pandemia, nunca más deben volver a ser las ruinas desvalijadas y obsoletas que eran al inicio del estado de emergencia. Y las clínicas tienen que ser despojadas de la fama de careras, selectivas, insensibles y prestas al negociado con la salud.

María Cecilia Villegas, especialista en políticas públicas, tuiteó algo interesante que, creemos, aporta en la discusión luego del fiasco del jefe del Estado. Dice los siguiente: “¿Por qué los peruanos prefieren atenderse en clínicas privadas antes que en hospitales del MINSA y ESSALUD? ¿Será por la calidad de la atención, los protocolos, el trato a los pacientes y los equipos e infraestructura? Eso solo se obtiene con la inversión ($$$) y visión de los empresarios”.

¿Cuánta plata gastan las comisiones en el Congreso de la República? Un montón. Y lo peor es que nunca llegan a nada porque el blindaje, por lo general, está a la orden del día. Ese dinero, vía el Presupuesto General de la República, debe destinarse para levantar mejores hospitales, en proporción con el servicio que brindan las clínicas.

“No hay nada más importante en una sociedad que el ser humano, su salud, y bajo ese concepto es que nosotros ayer solicitamos el máximo esfuerzo para llegar a un nivel de acuerdo”. Todo bien con eso, Presidente, pero la amenaza sonaba a una dosis de anestesia con la jeringa más grande.

Esto fue todo por hoy, cierro el ojo crítico, hasta mañana.