Ha hecho bien el Ministerio de Cultura en salir a defender a la medallista panamericana Gladys Tejeda de la imitación con matices discriminatorios y burlescos del comediante Fernando Armas.
Él creyó que estaba haciendo un chiste, pero francamente se pasó de la raya con las bromas respecto del “lugar de origen” de la fondista, “así como de su forma de hablar y su condición de pobreza”.
Las redes sociales también se le han ido encima al chiclayano y con razón porque, de principio a fin, el supuesto remedo a Tejeda fue de mal gusto. El humor no evoluciona en el país y aquí está la prueba.